No, no intentéis disimular, sabéis bien que va por vosotros.
Precisamente por eso estáis aquí, porque tenéis la mente calenturienta y las hormonas revolucionadisimas.
Por y para vosotros, tengo una teoría que no falla, y es que a la gente le gusta el sexo.
Por y para vosotros, tengo una teoría que no falla, y es que a la gente le gusta el sexo.
La teoría está más o menos desarrollada según los gustos musicales del personal, pero partiendo de la misma premisa.
¿Cómo os habéis quedado?
Para hacer tal afirmación he tenido que hacer una durísima investigación antropológica.
Os diría que vayáis un viernes/sábado noche de fiesta y entréis en una discoteca sólo a ojear el panorama, ya sé que lo vuestro es ir de birras a un bar en el que, con un poco de suerte, ponen música en condiciones y... ¡coño! ¡tienen un billar! (en su defecto, un futbolin), vamos, lo más de lo más, pero nunca está mal saber con quien trata uno y seguro que tenéis algún colega que pare por esos tugurios, asi que ya sabéis, un día vais de acople y os pegais a la barra a hacerle competencia a las columnas.
Lo más probable es que os topeis al personal restregandose a ritmo de la Danza Kuduro o... bueno, que se yo, son canciones efímeras de mes y medio y, además, eso nos da igual, el caso es que se restriegan como si no volviese a haber un mañana.
Pues bien, ese ha sido mi experimento con la gente que, en general, no tiene ni idea de música ni quiere tenerla, lo dicho, la gente pro para en bares pros, con cerveza y billar, y si se atreven con todo van a discobares, que no discotecas, ojo.
Ahora bien, para aquellos que tienen relativa idea de música pues... siempre les quedará AC/DC.
Sinvergüenzas, todavía os atreveréis a llevarme la contraria.
¿Por qué a todo el mundo le gusta AC/DC?
Pues porque a todo el mundo le gusta el sexo y el hard rock es lo más sexual de lo sexual, ni reggaeton ni mierdas. Me dan la risa el Wisin y el Yandel... y también el Alberto Gambino ese, que se atreve a hacer samples de Stand by me... anda, anda, que sabrán ellos...
Porque se puede ser explícito con estilo, hombre, y si no, que se lo digan a David Coverdale.
Esa sonrisa torcida es un fuck yeah! en toda regla. |
Pues bien, este rubio melenudo formó Whitesnake en el '78. Empezaría haciendo blues-rock, pero durante los ochenta se pasó a la corriente de Los Angeles, y bueno, no la vio mas gorda en su vida:
1987, el disco que os traigo hoy y que, como su propio nombre indica, fue un álbum editado en ese año, es el mayor éxito de su carrera. La suma de hard rock y glam metal funcionó.
Pero, a pesar del rotundo éxito de Whitesnake, las cosas a lo interno de la banda no andaban bien. Tras las sesiones de grabación del álbum durante 1987, David Coverdale decidió expulsar a John Sykes. Versiones nunca confirmadas indicaron que todo se debió a un exceso de protagonismo de Sykes en el escenario, aspecto que aparentemente molestó al líder vocalista.
Mientras tanto, sus restantes compañeros Neil Murray y Aynsley Dunbar no respaldaron la decisión, sumado a otros problemas personales y se marcharon ese mismo año antes de que se publicara el álbum, con lo que la agrupación debió ser renovada en su casi totalidad.
El álbum lo forman once cortes, de los cuales, cinco (como mínimo) están en la memoria de todos. Empecemos:
Still of the night: Empezamos fuerte señores, la primera canción del álbum y Coverdale ya nos deja con las bragas por el suelo. John Sykes (guitarra) se luce y hace un trabajo brutal y la voz de Coverdale, en los agudos, quizás recuerda a la de Plant (?)
Give me all your love: Hard rock puro y duro. La letra sigue en la misma linea: sexo, sexo, sexo... y cómo nos gusta el vicio.
Bad Boys: Una canción directa y con mucha fuerza, eso si, mas discreta que Still of the Night.
Al poner las dos siguientes canciones juntas en el álbum, Coverdale preparó una bomba. Le toca el turno a Is this Love y Here I go Again, si ya con Still of the Night se nos habían caido las bragas... ahora giran colgadas en las aspas de un ventilador. Sin lugar a dudas las dos canciones más conocidas por todos.
Straight for the heart: Un tema muy. muy pegadizo y vacilón. En Looking for love y Don't turn away se juntan una voz genial y una instrumentación brillante cargada de atmósferas.
Children of the Night es un tema rápido y demoledor, agresivo.
Por último Crying in the rain, que tiene una batería brutal.
Todo vuestro.
M.
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