martes, 31 de agosto de 2010

Florence + the machine

Como bien dicen en Last, "No es que Florence tenga una máquina, es que ella misma lo es."
A sus veinticuatro años, cumplidos hace unos días además (aprovecho para felicitarla desde aquí) está en el punto de mira de todos los aficionados a la música actual. Con un estilo entre el indie pop y el soul y algunos toques de jazz ha reventado la escena independiente internacional en menos de un año.
Florence Welch deja caer un aire muy William Blake, Aldous Huxley o, más metidos en el tema, Jim Morrison cuando le preguntan acerca de la inspiración para componer sus canciones. Por lo visto compone cuando está borracha o de fiesta porque cree que así, al estar en un estado de consciencia distinto al usual, puede tener un acceso más directo a sus sentimientos. ¿Y qué demonios tiene esto que ver con los individuos que he citado más arriba?

Pues nada más sencillo: William Blake escribió unos versos que decían algo así como "Cuando las puertas de la percepción sean abiertas, las cosas se nos aparecerán tal y como son: infinitas."
Esto es, en mis propias palabras, y ya aplicado a lo que nos atañe "la locura se deshace del filtro de la racionalidad para poder plasmar directamente los sentimientos en música". ¿Y quien no está loco cómo consigue deshacerse de ese filtro, esa criba que impide aflorar nuestros más profundos sentimientos hasta la superficie, donde llegamos a ser conscientes de ellos y a poder trabajarlos? Con las drogas. Aquí entra en juego el segundo señor que nombré, Aldous Huxley. En el año 1954 escribió un libro con un título inspirado por los versos de Blake, The doors of perception, en el que desarrolla un ensayo bajo el efecto de la mescalina, potente alucinógeno, para demostrar o falsar las ideas del poeta. Por lo visto las demostró y, para que os hagáis una idea, os voy a copiar un texto que señalan en la wikipedia. (Mis disculpas por acudir a la wikipedia, pero por desgracia aún no he leído el libro y ni siquiera lo tengo en casa)

-Desde la puerta me dirigí a una especie de pérgola cubierta en parte por un rosal trepador y en parte por listones de una pulgada de ancho, con media pulgada de espacio entre ellos. Brillaba el sol y las sombras de los listones formaban un dibujo de cebra en el piso y en el asiento y el respaldo de la silla de jardín que se hallaba al fondo de la pérgola. Esta silla... ¿La olvidaré alguna vez? Allí donde las sombras caían sobra la lona de la tapicería, las franjas de un añil a la vez profundo y brillante alternaban con otras de una incadescencia tan intensa que era difícil de creer que no estuvieran hechas de fuego azul. Durante un lapso que pareció inmensamente largo, miré sin saber, incluso sin desear saber, lo que tenía delante. En cualquier otro momento hubiera visto una silla con alternadas franjas de luz y sombra. Hoy, el precepto se había tragado al concepto. YO estaba tan completamente absorbido por el mirar, tan fulminado por lo que realmente veía, que no podía darme cuenta de ninguna otra cosa. Muebles de jardín, listones, luz solar, sombras... Todas estas cosas no eran más que nombres y nociones, meras verbalizaciones para propósitos utilitarios y científicos, después del suceso.-

Como véis, cada objeto se aparece a él en un plano de consciencia distinto del habitual. Obviamente, el "suceso" del que habla es el chute que se pegó.

Y aún nos queda un tercer artista, Jim Morrison. Conocido líder y cantante del grupo The Doors, sobre el que Marina ya nos contase algo en su tremenda actualización sobre el club de los 27, no puso tal nombre al grupo por casualidad, sino inspirado por el mentado libro de Huxley. Morrison no sé si experimentó o se dio sinceramente al vicio, pero el hecho es que componer un drama Edípico de rock psicodélico en el año '67 requiere de una inspiración realmente brutal. En palabras del propio cantante "Tan sólo estaba explorando los límites de la realidad. Tenía curiosidad por ver qué pasaría. Eso era todo: simple curiosidad."

Bueno, felicidades al que todavía siga leyendo. Llevo media hora escribiendo y aún no he tocado el ámbito musical. Pero hay algo muy importante al hablar de música, conocer qué ha dado pie a esa música y, aunque leyendo la biografía de Florence no encontré ninguna referencia a esta gente, estoy seguro de que los citaría en cualquier entrevista en que le preguntasen por sus influencias.

Después de esto, voy a contaros un poco sobre la música de Florence.
Es un trabajo prominentemente vocal. Cuenta con un buen enjambre de músicos para animar sus canciones, pero es obvio al más lego en la materia que "lo que cuenta" es la voz. Especialmente en su versión de You've got the love (sí, chicas, la del final de SNY) que, con una estructura simplísima, da pie a mostrar una potencia y dominio vocal al alcance de muy pocos. Y más concretamente aún si escuchamos el directo de Little noise sessions. Podéis ir sujetándoos la mandíbula si no queréis acabar con ella por los suelos.

Sólo tiene un disco en el mercado de momento, amén de un par de singles, pero la verdad es que se deja escuchar una y otra y otra vez. Aunque todas las canciones cumplan la regla de "aquí lo que importa es que me oigan cantar" no deja de ser un disco un tanto eclécito, con temazos de bar de carretera, cantante sexy y de pata larga como Girl with one eye y otros mucho más alegres y propensos al single, véase Kiss with a fist.



En directo tiene dos facetas muy distintas, según dónde toque se dará a una u otra. Vaya, quizá no tanto como dos facetas, es más bien... bueno, me explico:
Florence es una artista, como he dicho, vocal. Totalmente vocal. Y como a todo artista del género lo que le conviene en quedarse quietecita en un taburete o frente al pie de un micro y deleitarnos con su canto. Esto es lo que hace en salas pequeñas y lo clava, véase el directo del que hablé antes. Pero si la ponemos en un escenario al aire libre, grande y con mucho sitio por donde andar la chica aprovecha para lucirse, va corriendo de un sitio a otro, gira sobre sí misma, nos deslumbra con su magnífico pelo... y se ahoga. Cuando llega al punto fuerte de la canción se ahoga. Eso sí, resulta encantadora. Aún y así, Florence, o te dedicas a las salas pequeñitas que es lo que más conviene a tu voz e imagen o te metes a unas clases de aeróbic, pero esto no puede ser.

Como siempre, aquí dejo su disco en Spotify. En descarga directa no lo encontré, otro día será.

En spotify

3 comentarios:

Laura dijo...

Qué bien escribe el jodío!

Alejandra dijo...

Me quedo con el vídeo en el que se ahoga, sólo por verla dar vueltas sobre sí misma en tacones, fatigada, y no caerse xD

Davicin dijo...

Con la mandíbula por los suelos, asi es como me quede exactamente al escuchar el directo de You´ve got the love. Me ha encantado su voz, y en vivo mas aun.

Gracias por el descubrimiento, se agradece mucho :)

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